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De esta manera le acontecio a Flor de Ambar

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Rufina-Tomoyo's avatar
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La sal que traían desde el mar era casi su única comida. Se llenaba la boca a puños con los panes salados sin asquearse. Porque casi todo lo demás le sentaba mal, pero lo ocultaba.

Flor de Ámbar se había vuelto más malhumorada aún con el pasar de los meses. No salía sino para lo más estrictamente necesario y al final dejó de hacerlo. No quería que nadie la viera con su figura caricaturesca, como un vientre de calabaza descomunal atado a un pobre espantapájaros. Los pechos se le habían hinchado y colgado como dos frutas maduras y repletas de jugo. Su andar era patizambo y torpe, como de pato, y al menor esfuerzo soltaba la orina. No podría soportar las burlas a sus espaldas y poner en evidencia sus culpas.

Ahora vivía escondida detrás de una cortina en el salón del trono. Bajo pena de muerte, nadie podía levantar el velo sin su autorización. Ya no se dejaba peinar y rara vez se lavaba porque sola no podía hacerlo muy bien. De cuando en cuando, se cubría entera con una cobija de plumas de guacamaya para que sus sirvientes pasaran a recoger sus platos sucios y a dejarle ropa limpia. Ellos cumplían órdenes y no hacían preguntas.

Su única compañía durante los cuatro meses que duró aquello era un pequeño perro pelón. La reina dormía abrazada a éste para que le brindara calor. El animalito le correspondía los mimos y la lengüeteaba. Se sentía protegida por este fiel guardián de los peligros del mundo visible y el invisible.

Había muchos rumores sobre su extraña conducta, pero no le importó. Al final, las sabandijas de palacio siempre habían murmurado contra ella y contra todos, hiciera lo que hiciere. Muchos decían que la reina había enloquecido; para colmo, ya no quedaba nadie en Danibaá que pudiera hacerla entrar en razón. Ella misma lo había echado.

Y sin embargo, Flor de Ámbar seguía dando órdenes a gritos, escuchaba reportes y tomaba decisiones; y detrás de su cortina protectora la reina se volvió una figura aún más misteriosa. Sin que ella lo viera,  los visitantes se inclinaban ante la tela bellamente tejida con el emblema del Sol y la Luna.

En las noches, cuando oía que no había nadie, Flor de Ámbar sollozaba. A su entender, las mujeres del mundo se dividían entre las que eran puras y las que eran sucias. Le daba vergüenza comprobar que ahora estaba en la categoría de estas últimas. Recordaba en su actual estado que era débil, y que por más divina que fuera seguía siendo una mujer con deseos. Una sucia pecadora que había transgredido el peor tabú.

-Hermanito- susurraba entre sueños y su perro gemía con ella.

Y tenía mucho miedo. Hasta el último instante se le ocurrió que podría morir en aquél trance. Si aquello pasaba, no se perdonaría jamás el haber expulsado al papá de sus hijos. En ese momento deseó que estuviera junto a ella. Con todo y las cosas terribles que se habían hecho, en el ancho mundo era la única persona que la quería por ser 7 Muerte Flor de Ámbar, no por ser la reina de Danibaá y la cabeza del País de las Nubes.

Una mañana, lo sirvientes oyeron la voz al otro lado de la cortina, con una orden imperiosa que era a la vez una súplica.

-Traigan a una curandera-.

Nacieron el mismo día, 13 Perro, pero la niña había nacido después. Así que a ella le asignó el día 1 Mono. Flor de Ámbar los vio detenidamente, y para su alivio, parecían sanos y no tenían colas de puerco o alguna deformidad. Al comprobarlo estalló en carcajadas, porque había comprobado su condición divina y la pureza de su sangre.

-Niños preciosos. Hijos del Sol y la Luna. Ustedes estarán siempre juntos en la bonanza y la adversidad- decía mientras los besaba y los lamía aún sanguinolentos. En ella se había efectuado la siembra de gentes, y había triunfado en la batalla que es el parto.

No quiso que los adivinos los examinaran. Ellos habían hecho mucho daño a ella y su hermano con sus pronósticos terribles y contra los que no había cura posible. Dejaría que la propia vida les enseñara el camino a sus hijos. Al menos, no los angustiaría con el futuro que estaba por venir.
(Story in Spanish)

De esta manera le aconteció a Flor de Ámbar y a sus hijos... pero tampoco cupo el título.
© 2014 - 2024 Rufina-Tomoyo
Comments10
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Jomir's avatar
colas de puerco jeje, eso me pone a pensar un poco en lo que yo mismo tengo como prejuicio... es cierto o no que los niños pueden traer malformaciones por ser hijos de familiares tan cercanos?