literature

El Viaje de Buho Rojo (XII)

Deviation Actions

Rufina-Tomoyo's avatar
Published:
274 Views

Literature Text

Serpiente Negra se dirigió antes que nada a Simätha la hija:

- Si hubo algo entre tú y yo fue por quién eras, no por qué eras.

Sin embargo, las palabras que sabía en la lengua de ella no le alcanzaban para decir lo demás. Búho Rojo intervino cuando él empezó a hablar según su propio idioma:

- Quiero decirte que lamento haber hecho el mal comentario sobre los que son como tú. No lo justifica, pero si toda la infancia te la pasas oyendo malas historias sobre ellos y nunca te esperas conocer a una en persona, no creo poder haber reaccionado de otra forma. Si esto te ha lastimado, yo te ofrezco una sincera disculpa y suplico tu perdón.

Cuando lo traducía, Búho Rojo pensó que Máscara de Agua lo había aleccionado, casi escogiendo las palabras por él. Sin embargo,  el gesto de Serpiente Negra era sincero. Ella lo había notado y sonrió con algún esfuerzo; con eso le bastó.

-Ahora sí muy modosito- masculló Simätha la madre, no muy convencida. Nadie le hizo caso.

Serpiente Negra, satisfecho, se dirigió entonces a sus compañeros y a Simätha la madre:

- Compañeros de este accidentado viaje. Antes que nada quiero limpiar mi nombre, y recordarles a todos que lo que sucedió fue de común acuerdo entre la chica y yo. No soy un abusivo ni nada de lo que la madre de ella dijera. Quizá no fue lo mejor, y a todos ustedes les he causado muchos descalabros. Pero los corazones que laten se atraen con fuerzas que ni los dioses pueden contener.  

Al traducir, Búho Rojo pensó que Serpiente Negra ya no era el mismo. Ahora no dejaba que Simätha la madre lo intimidara; y usaba un lenguaje tan culto como no le había escuchado hablar antes.

-Máscara de Agua  lo ayudó. Realmente me perdí de muchas cosas cuando estaba herido- pensaba Búho Rojo.

Era cierto que Serpiente Negra no era ya el mismo. Pero Búho Rojo no había atinado la causa.  El chico tenía un motivo que le hacía cambiar de golpe la perspectiva de su vida.

- Ahora que seré padre, todo es diferente- continuó el muchacho.- No lo esperaba; pero llegó a mí. Y no lo cambiaría por nada del mundo. Ni siquiera por causa de una suegra rabiosa, grosera, metiche y rijosa…

En aquél momento, un codazo de Mano de Obsidiana le recordó que debía ser mesurado. Búho Rojo trató de hallar sinónimos más suaves, pero al final optó por cambiar el sentido de la frase. En otras circunstancias, se hubiera solazado con todas las majaderías que se dirigían los dialogantes; pero esto era serio.

-  Me costó una oreja, debo recordarles- dijo cuando retomó la calma. - El miedo guió mi mano cuando empuñé la cuchilla contra ella–Búho Rojo tradujo como usted- . Sin embargo, estoy dispuesto a dejarlo todo atrás por el bien de su hija y mi futuro hijo. Su nieto, le recuerdo.



Simätha la madre escuchó la traducción sin hacer un solo gesto. Sentía como si estuviera tragando una medicina tan amarga como indispensable para vivir. Habiendo dicho todo lo que tenía que añadir, Serpiente Negra se sentó al lado de sus compañeros.

Búho Rojo consideró que ahora la muchacha tenía que hablar. Ella tenía la última palabra, a su parecer. Así que le indicó que era su turno.

-Extraños del sur. Señor Búho Rojo. Madre… Serpiente Negra- comenzó. Se veía más apocada que la madre, y su hablar era tenue. Búho Rojo tuvo que aproximarse para oír sus palabras, que el viento se llevaba de tan  tenues.

-Lamento no haber sido honesta desde un principio. Creo que hubiera evitado muchas desgracias. Y hubiera podido recibir ayuda y consejos. Pero soy ya mujer hecha y derecha, y tengo derecho a escoger con quién hacer mi vida.

-Aún eres una niña- la interrumpió su madre.-Peor aún; eres una niña que tendrá que cuidar un niño. Búho Rojo quiso detener su intervención, pero Simätha la hija le respondió inmediatamente:

-Mamá,  siempre me diste el consejo de que las cosas son, y pues es mejor dejarlas ser. No veo por qué yo deba ser la excepción.

-Pero esto lo planeaste tú. Hasta querías involucrar a Búho Rojo; es muy diferente. ¿Sabes qué me duele más? Que me hicieras a un lado.

- Sabes que no me hubieras apoyado. Además, era algo que tenía que hacer yo tarde o temprano- reviró ella, alzando la voz.

- Y te salió mal porque él no era como esperabas. Te precipitaste y acabarás mal ¿Y crees acaso que me puedo quedar cruzada de brazos para ver cómo arruinas tu vida?

- Soy yo quien debo decidir- señaló la chica. Aquello se había vuelto una discusión entre ellas, ignorando a los presentes. Búho Rojo no podía seguirles el paso en la traducción.

-Tú no sabes lo que se puede pasar en este mundo. Hay cosas horribles; y muchas de las cosas que hice como tu madre fueron para que no sufrieras tú.

-Pero no puedes vivir por mí. Me diste tu nombre, y  tu sangre de nahual, pero no puedes darme tu existencia. Soy otra persona.

-Claro que lo eres. Pero yo esperaba a alguien que fuera mejor que yo. A quien se diera a respetar.

- Pues si te fallé como hija, no hay más que hacer. Es obvio que yo no tendré la historia de amor perfecta que tuviste tú- dijo la hija con ganas de llorar.

En aquel punto, Simätha la madre supo que necesitaba su apoyo más que nunca. Tal vez había hecho una estupidez y adquirido una responsabilidad excesiva, pero seguía siendo su hija. Aun así, no podía dejar manipularse por ella.

- Aunque te he dicho sólo la verdad, tal vez no te la dije toda- suspiró. -Cuando viniste al mundo, tu padre y yo ya llevábamos tiempo de conocernos hasta el corazón. De amarnos; de saber nuestros defectos y virtudes. Pero en verdad el inicio que tuvimos no parecía tan prometedor…



Simätha la madre se pasó lentamente un dedo sobre la mejilla izquierda, imitando un corte. Los tres hombres venidos del sur no entendieron nada, pero Simätha la hija y Búho Rojo  se sorprendieron grandemente.

Jamás se habían imaginado cómo era que el finado Hyöky’e había obtenido la cicatriz que lo había hecho inconfundible. La misma mujer, que sobre la punta de los pies no le llegaba ni a los hombros y que a menudo se tomaba de su brazo al caminar se la había hecho.

Búho Rojo era el más estupefacto. Si bien su primer encuentro con Simätha la madre no había sido delicado, no era en comparación tan grave.  

-¿Entonces? ¿Cómo es que tú y él terminaron juntos? – preguntó él, olvidando que sólo era un traductor.

Al igual que él, Simätha la hija también notó el símil y la ironía de lo que había sucedido con Serpiente Negra. Ella también quería saber cómo había pasado, cuándo o de qué manera se habían reconciliado. Sin embargo, Simätha la madre no ahondó en el tema. No era el momento ni el lugar para revelerar sus intimidades y continuó sermoneando a su hija.

- Fue un malentendido aclarado en su tiempo. Pero con mucho, tu padre no abusó de mi inocencia. Me pidió bien y me aceptó como era.  Y él era veinte veces más hombre que este mozalbete calenturiento, palurdo y bueno para nada- remató la madre.

-¡Por favor, madre! No lo maltrates ni le hables mal. Ya se disculpó por todo. Fue sincero. Tú debería s hacerlo también.

Aquello irritó sobremanera a Simätha la madre. Sin previo aviso, le soltó una bofetada ante el publico atónito.

-¿Con todo y que te despreció por ser como yo, lo defiendes? ¿Acaso no importó que intentara matarme, mala hija?

- ¡Aquí ya no importa quién inició! No sé quién dice la verdad y quién miente. En aquél momento tenía mucho miedo. No quería ver a alguno de los dos herido o muerto. ¡De cualquier modo hubiera sufrido! - gritó mientras salía corriendo con los ojos aguados. Serpiente Negra, indignado,  intentó seguirla, pero Simätha la madre le cerró el paso. Búho Rojo se interpuso rápidamente y ordenó suspender la sesión antes de que pasara a mayores.

-Los padres no somos perfectos. Pero no dudes que todo lo que he hecho es por amor a  ti. Pronto lo sabrás mejor que nadie- susurró para sí Simätha la madre, con sentimiento de culpa.

Serpiente Negra, Máscara de Agua y Mano de Obsidiana exigían una explicación.

-Hace falta otro traductor- se dijo él  mientras le empezaba a doler la cabeza. Pero alcanzó a decirle al chico interesado lo que siempre había sabido: que ella sí se había enamorado de verdad de él.
Comments7
Join the community to add your comment. Already a deviant? Log In
Lily-de-Wakabayashi's avatar
Me encantaron los intercambios de insultos entre la suegra y el yerno =D. Lástima que se los dijeron en una lengua que el otro no entiende :XD:.

Ahora entiendo por qué dices que la historia de amor de Simätha la madre no era perfecta, pero supongo que ninguna lo es. Al menos no puede negar que el yerno se ve enamorado y con ganas de enmendar el "error". Y sigo creyendo que la hija no es tan inocente como la madre asegura :XD:.